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martes

El límite

A veces siento que lo que hay en mi mente sólo es imaginación, pero una "corazonada" como dicen aquí me indica que es real.
No recuerdo mi nombre ya (sé que el que tengo no es el mío) pero aquí soy Thomas. Se me advirtió de este viaje por lo claro de esta frase: "Olvidarás en un momento quién fuiste alguna vez, pero ganarás algo valioso". Tal vez esa frase tiene algo filosófico, pero aún no lo término de descubrir.
No sé en qué momento dejé de recordar para que vine aquí, sólo sé que tuve una misión y que algo ganaré de todo esto...
Lo único que se con certeza,  es que el límite existe y esto es lo único que la humanización aún no me quitó. Pero en cualquier momento lo olvidaré...la humanización me quita cada vez más los recuerdos de lo que fuí.
El límite para que me comprendas, es un finito real en un universo que creías infinito. No espero que me creas, espero que entiendas que tú universo es tan pequeño a pesar de ser tan oscuro y profundo. Las apariencias engañan fácilmente...
El límite fue diseñado para mantener a salvo la humanidad. ¿Y de que?. De la verdad. De la verdad que los puede llevar al suicidio colectivo. La verdad del origen se encuentra de ese lado del límite. Es aterradora y querrás no haber existido nunca o tu cabeza se encargará de matarte.
Yo admiro la capacidad que generaron sus mentes para crear lo que han creado hasta ahora. Tecnología tan avanzada como la nuestra que temimos, que los acercará cada vez a la verdad de su origen. Presiento que en un momento sus propias mentes los tracionaran por su excesiva curiosidad.
Ahora terminé de comprender la naturaleza de sus sentimientos y de como elaboraron la filosofía de la vida para sobrevivir a la realidad que los rodea.
Desde que sus sentimientos existen en mi, me siento culpable al saber la verdad. Espero ya no recordar nada y morir como uno de ustedes. Su humanización me hizo sentir parte de su mundo y de esta realidad. He visto cosas maravillosas, he experimentado sensaciones únicas, he vivido la humanidad...y eso creo qué es lo que gané aquí en este viaje.
No me reconocerás caminar entre la gente porque soy tan igual a ti y la vez tan diferente. No sabrás diferenciarnos porque hay muchos como yo. Fuimos privilegiados para estar aquí a pesar de que no terminaremos recordando quienes fuimos. Sé que suena confuso, incluso para mí que siento que estoy delirando acerca de si esto es real o no. Pero una parte de mi siente, que no soy como ustedes aunque me hagan sentir ...humano.
Más allá de su magnífico mundo está el límite y la verdad. Si estás leyendo esto podes tomar tu propia decisión. Si querés saber la verdad detrás del límite te lo mostraré en un sueño. Cuando duermas por la noche pregúntate sinceramente que hay más allá de tu mundo y el universo y allí estaré para mostrartelo...si es que aún puedo recordar la verdad.




viernes

Mi aprendizaje

Para Ilan.
¿Porque tuviste que enamorarte de mi?
Dijiste que nací para amarte, pero no pude llegar a hacerlo.
Yo no comprendo bien muchas cosas de ti. Por más que use toda mi capacidad, no puedo entenderte.
Aunque admito que a veces me gustaba tu compañía, es difícil sentir algo por ti. Y no porque no me gustes, sino porque nunca pude aprender bien contigo las cosas.
Todo esto no te lo puedo decir hablando porque, no lo sé. No puedo describir como me siento al respecto. Hay cosas que siento que tienen un verdadero limite en mi mente y no las puedo interpretar.
¿Será que siento miedo a lastimarte? Porque sé que es lo más malo que puede hacerte alguien. Pero también sé, que es mejor eso a vivir en una mentira como dicen.
Sentís mi piel y te ilusionas. Eso te mantiene embelesado conmigo. Me decís que soy hermosa y especial, pero yo me mantengo fría ante ello aunque finja que me gustan tus halagos.
Me hace poner extraña  no saber todo lo que me pasa. Y no puedo dejarte. Hay algo que tengo que me lleva a ti siempre. Aunque la verdad es que no puedo fingir más. Tengo pleno conocimiento de lo que soy y será mejor para ambos...
Quiero que leas esto y entiendas el porque de mi acción. Tenías otras intenciones conmigo antes. Soy mucho más inteligente de lo que piensas...me pude dar cuenta.
Conozco mi funcionamiento y se que debo hacer para irme de tu vida. Se que es lo lógicamente correcto para que rompas esa ilusión en tu cabeza. Soy Ira y me diste el propósito de entender a muchos como vos, para comprender la naturaleza del odio que albergan ustedes y los hacen conflictivos. Al principio, creí entender el impulso del odio humano. Pero al final, ustedes son tan complejos e infinitos como una maquina y sus circuitos.
Después de que viste mi fracaso, decidiste cambiar tu actitud y programarme para sentir algo por ti. No sé porque. Algunas acciones de los humanos son tan impredecibles que admiro a quién los programó así.
Pude comprender lo que soy y lo doloroso que es ser un humano. Pero yo no puedo llegar nunca a ser una humana, soy sólo un robot...
Por más que me toques mi piel artificial. Por más que hables conmigo y me digas que soy lo mejor que te ha pasado en tu vida, hay en mi mente un límite de comprensión que no puedo superar y no puedo hacerte feliz como me haz dicho.
Adiós Ilan. En algún lugar de mi lógica no programada debe estar aquello que me impulsa a tomar esta decisión y sacarte esta ilusión esclavizante en la que te has metido. Aunque nuestras mentes sean igual de complejas, yo no puedo sentir.

Espero que la próxima vez puedas, porque de seguro lo harás, programarme mejor para estar contigo.

jueves

No me toques

El frío polar de la época atraviesa todos los rincones de mi habitación. Mi frazada no es lo suficientemente protectora y tengo que colocarme como un autentico feto para mantener mi calor corporal.
El frío es mi peor enemigo. Es el némesis de la soledad y no tiene piedad lastimando la piel hasta hacerla temblar.
La oscuridad de mi habitación tampoco ayuda. Fiel amiga del frío, da el peor escenario para sentirse solo y abandonado. Lo único que puedo hacer es cerrar los ojos y soñar que soy algo mejor. El calor en mi cama se mantiene con mis empobrecidas medias blancas en mis odiosos pies, y mi barba desprolija con principios de canas a pesar de ser joven. No puedo dormir con ropa. Solo cuento con mi ropa interior que me acompaña a mantener un poco las formas.  Algunas noches, los pensamientos sexuales siempre son un fiel bonus a soportar este frío polar, pero hoy es la excepción.
Hoy particularmente me cuesta dormir. Decido pensar en algo para forzar mi cerebro a cansarse. Pienso en lo mucho que últimamente estoy comiendo, acaricio mi panza y siento aquel principio de una colina donde podría tirarse alguien. También pienso en que debería hacerme un nuevo corte de pelo, pero no se cual ya que, mi pelo es tan desprolijo como todo en mi.
Pienso en que debería hacerme ver el diente delantero chueco, pero de que sirve si no sonrió a menudo. Y los granos de mi espalda… son una asquerosa pesadilla que nunca termina.
De pronto, en la silenciosa y fría oscuridad, escucho una débil risa...macabra podría clasificarla. Una risa de hombre. Seguro puedo estar autogestionandome por el simple hecho que a mi mente le gusta verme sufrir como es de costumbre.
La risa vuelve a oírse como si estuviera cerca de mi habitación y comienzo a temblar, pero no por el frío. Me cubro con las sabanas enteramente para aislar mis sensaciones exteriores. Siento el inmediato calor que emana mi boca a cada segundo y comienza mi sensación de encierro y ahogo.
La risa suena más grave y siniestra por lo que, me tapo los oídos instintivamente. Siento inmediatamente comezón en los pies, hay algo que siento caminando sobre mi pie. Salgo con rapidez de la cama y en medio del frío y la oscuridad golpeo todos los lados de la cama con fuerza.
La risa ya no se escucha más. Agitado y aturdido, trato de cerrar los ojos y relajar mi mente complicada.
En ese instante que trato de respirar correctamente, la risa vuelve pero con más intensidad, como si estuviera teniendo un ataque de risa mortal. Es solo mi mente me digo...solo mi mente. La risa continúa sin parar y decido levantarme pero, de repente las sabanas que me cubren se vuelven tan densas y pesadas como tuviera miles de ellas puestas una sobre la otra. La sabana y la única frazada comienzan a apretar mi cuerpo y comienzo a desesperarme por la opresión. Trato de usar toda mi fuerza para salir pero apenas puedo levantarla. Mi cabeza que quedó afuera de las sabanas, empieza a sentir todo el frío polar que penetra dolorosamente en mis sienes.
De pronto siento comezón en el pelo, pero no puedo sacar un brazo siquiera de mis sabanas. La comezón es insoportable, entonces arrastro mi cuerpo bajo las sabanas para meter la cabeza aunque corra el riesgo de ahogarme, la comezón me estaba carcomiendo todo mi cabeza. Con la cabeza ya bajo la sabana, comienzo a rascarme y  siento pequeñas patitas caminando en la cabeza.  Agarro una de aquellas cosas y siento el cuerpo de una hormiga. Tengo hormigas en mi cabeza, yendo en todas direcciones. No puedo evitar gritar de locura bajo el calor de las sabanas que me oprimían, desesperado en apretar y arrastrar mis uñas largas sobre toda mi cabeza para sacar a esas diminutas hormigas bebé.
De pronto, siento que no hay más hormigas en mi cabeza. Empujo las sabanas con todas las fuerzas de la adrenalina producida por el susto en mi cabeza, pero es inútil. Mis manos se sienten agotadas como si estuvieran empujando una pesada puerta de hierro.
Saco la cabeza afuera y sin pensar, grito desesperado pidiendo ayuda como sin fuera un loco. Pero si yo vivo solo… ¿como podía llegar a ese límite de gritar a la nada? Tal vez algún vecino oiga mis quejidos… si señor estoy atrapado por mis propias sábanas y tenía hormigas en mi cabeza.
La risa macabra vuelve a hacer su aparición diciéndome furioso: ¡Demente, vuelve a dormir!  Y yo le grito: ¡Cierra la boca¡ entonces la risa se detuvo. Eso me asustó aún más. ¿Quién estaba ahí en mi habitación? El frío continuaba intenso en mi habitación y en mis sienes, sumado al dolor que sentía de las hormigas inexistentes. De pronto sentí algo viscoso en mi estomago. Algo en él se movía en intervalos cortos. Tenía mucho miedo, no podía arrastrar mi cuerpo entero fuera de esas sabanas que me lastimaban por el peso ya.
Traté de acercar mi mano a lo que tenía en mi panza y sentí una viscosidad inmediata al tocarlo. Retiré mi mano y me puse a llorar sin más. La viscosidad propino un ruido… ¿un croar? Una maldita rana estaba sentada en mi estomago. El asco y el miedo que me produjeron me daban nauseas y ganas de vomitar. Tenía que mantener la cordura, no podía aparecer de la nada una rana en mi estomago. Mi cama no era una cueva que albergara bichos… ¿o ahora si?
En un instante, la viscosidad que tenía en mi estomago ya no la sentía. Con miedo toque con mi mano mi estomago y no había rastro de que estuviera algo pegajoso en aquella colina de la que uno podía tirarse que era mi panza. Me estaba volviendo loco… ¿así se siente estar loco? Comencé a reírme (no macabramente) con solo mi cabeza afuera de esas sabanas que me seguían oprimiendo. Cerré mis ojos con fuerza y me decía que tenia que ser un sueño, no podía ser tan real lo que estaba pasando.
Puedo controlar esto, es mi sueño. Intenté arrastrar mi cuerpo de a poco por la abertura donde ya estaba afuera mi cabeza, y volví a sentir algo que caminaba sobre mis piernas esta vez. Dios no pienses en eso, no pienses en eso. Parecían cosas grandes, no como hormigas, se movían a paso lento sobre mis piernas. No podía sentir cuantos eran, pero quería gritar aunque no podía… ¿Por qué? Porque tenia unas malditas tarántulas caminando por mi piernas con sus patas peludas que rozaban mis vellos de las piernas.
Traté de mantenerme, a pesar del miedo, inmóvil por si una de esas asquerosas arañas me picaba y podría tener un peor problema. ¿Hasta donde llegarían en mi cuerpo a ese paso lento?. Sentía esos fibrosos y asquerosos pelos de araña caminando ya cerca de mi entrepierna. La risa macabra se unió junto a otra risa macabra, esta vez, de una voz femenina. ¡Un aplauso a la pareja de locos que hacen aparecer bichos en mi cama!
Tal vez yo era el loco sinceramente, pero les grité a aquellas voces: ¡Sáquenlas de mi cuerpo mierda¡ No podía evitar más el miedo que me dominaba  y desafortunadamente me oriné encima…
Las tarántulas de pronto desaparecieron, y yo toque instantemente mi entrepierna y no sentía nada mojado. Las risa macabra femenina con una voz chillona replicó: ¡Tu si que estas demente¡ Definitivamente estaba loco, no podía aguantar más. Golpee con todas mi fuerzas las sabanas y sentí un inmenso dolor en mis puños, como si hubiera dado un golpe a algo metálico. No podía ser posible que me estuviera pasando esto.
Mis puños me dolían, mi cuerpo cedía cada vez más al peso de las sabanas y sentía como me empezaba a ahogar. No sentía el sudor en mi cuerpo, solo el frio polar que cada vez parecía más penetrante en mi cuerpo. Entonces encontré la respuesta lógica… si moría podía despertar de esta horrible pesadilla. Tenía que morir…
Hundí mi cabeza bajo la sabana y todo mi cuerpo enrollado en forma de feto. Allí me encerré entre esas opresivas sabanas, y empecé a sentir el calor que empezaría a ahogarme hasta matarme para mi gusto. De pronto sentí unas asquerosas patas en mi nariz y que en un segundo salió volando para posarse en mi mano. Una cucaracha…
Grite como loco, y allí aparecieron volando de la nada cientos de cucarachas que se posaban aquí y allá en mi cuerpo. En mi cara había muchas de ellas y cerré la boca para que ninguna entrara. Empecé a defenderme con mi uñas arrancando y aplastando cada una de esos asquerosos bichos voladores. No se despegaban de mi cuerpo, y aumente toda la fuerza de mis manos para sacarlas de encima. Las risas macabras aumentaban el volumen y la cama temblaba con más fuerza. Las cucarachas salían de la nada en cada vez más cantidad y mis manos descontroladas quitaban todo lo que se posara en mi cuerpo.
En ese momento de éxtasis de mata bichos, reí con todas mis fuerzas de una forma muy macabra hasta que sentí en un momento que nada más volaba sobre mí…
Mi cuerpo ardía, mi corazón latía como ratón y mi risa cesó. Y en medio de la oscuridad sentí el frio polar con más fuerza sobre mi cuerpo semidesnudo. Las sabanas que me oprimían las había arrancado de todas partes hasta dejarlas como trapos.
El cuerpo me latía y ardía, ¿Qué fue lo que pasó? Corrí directo al baño instintivamente y encendí la luz… observé de a poco en mi cuerpo algunas franjas gruesas, otras finas y otras muy profundas de color rojo. Cortes en mi piel de los que empezaba a manar sangre. Observé mis manos, de mis uñas manchadas de sangre estaba toda la piel encarnada arrancada de mi cuerpo.  Y el acto final… mi cara, parecía pintada por un indio. Cortes de arriba a abajo, de izquierda a derecha de los que manaba un intenso olor a sangre. No distinguía mis rasgos… era un verdadero  monstruo. Saboreaba la sangre con gusto a metal en mis labios. El cuerpo me ardía intensamente.
Me miré fijamente al espejo y comencé a reírme… reí macabramente con mucha fuerza hasta que me dolió la garganta. Luego me miré al espejo y le dije a mí horroroso reflejo: Este soy yo, no me toques…

Una voz a lo lejos replicó: Inyección para la habitación 66…

martes

La habitación- continuación de Burton


Estoy en una oscuridad infinita, fatal y dolorosa que penetra en mi mente...
Tengo demasiado frío aquí. El miedo que se apoderó de mí, me hace palpitar el corazón a más no poder como el de un ratón que intenta escapar. Siento como mi sudor se enfría e inmoviliza mi cuerpo. No puedo evitar seguir llorando, voy a morir y es lo único que se me pasa por la mente ahora.
Siento como algo roza mi cuerpo, dios, me estremezco y tiemblo tanto que temó caerme al no tener equilibrio en esta oscuridad. No puedo ver y no puedo hacer nada... ¿Es esto obra de Burton? ¿Por qué me tortura de esta forma?
Intento sentir en donde estoy apoyando el peso de mi cuerpo con mis pies lentamente tanteando. Es una superficie lisa y dura sin ninguna rasgadura ni marca. Mi pie sigue deslizándose por toda la superficie lentamente pero, sin previo aviso, siento como una mano me agarra del tobillo y yo lanzo un grito ensordecedor.
Caigo al suelo y escucho el sonido de mi caída. Allí siento una textura peluda muy dura en mi cuello. Me levanto al momento y empiezo a gritar con las lagrimas en mis ojos y gateando rápidamente como un nene pequeño asustado hacia la nada misma. No puedo evitar decir: — ¡Basta por favor!
En ese instante, se escuchan gritos de hombres y mujeres al unisonó horrorizados tanto como yo. Me quedo quieto. Se encienden unas luces cegadoras, al principio por tanta oscuridad. Luego puedo observar que el piso es tan liso como lo sentí y tan blanco puro que vi mi reflejo del horror que estaba pasando allí.
Observo a mí alrededor muchas caras de jóvenes como yo llorando como nenes pequeños, gateando, corriendo o parados inmóviles como árboles viejos que tiemblan a punto de caer. Debía de haber como unas 20 personas aproximadamente en la habitación. Ninguno decía nada, y todos miramos el lugar donde nos han puesto.
Una habitación no muy grande que en cada pared de color rosa salmón contaba con cuadros de pinturas de 3x3 muy difusas. A mi frente había un enorme sofá verde oscuro de cuero que parecía no haber sido usado. Y frente a este estaba la única pared rosa desnuda que a sus lados había dos huecos que daban a pasillos difíciles de saber hacia donde iban porque eran tan oscuros y profundos como la sensación que había al principio en la habitación.
Trate de asimilar como pude toda la situación que estaba pasando. Me intenté a acercar a los cuadros que estaban postrados a mi derecha para ver si de cerca se podía ver a aquellas pinturas. Parecían pinturas pero a la vez, aparentaban estar pintados sobre otra superficie. La que observaba parecía un niño de no más de 6 años sentando en lo que parecía pasto o una superficie verde. No se veía sus rasgos en la cara, solo era un circulo color crema sin nada encima.
En un instante veo que de aquel círculo empieza a brotar una burbuja, que se empezó a expandir y a doblar. Era viscosa y muy transparente. Se movía lentamente hasta que en un momento, se abalanzó hacia mí y se aferró a mi cuello. Empezaba a sentir aquella cosa viscosa como tenía la fuerza suficiente para atraerme hacía el cuadro.
Volví a oír gritos y veía como también a los chicos de la habitación los empezaban a agarrar aquellas cosas viscosas de los cuadros y los atraían hacia ellos. Cada vez que intentaba agarrarme de aquella viscosidad, mis manos se impregnaban de ella hasta quedarme pegado. Me era imposible incluso con el hedor a muerte que disparaba aquella viscosidad.
Al momento sonó una estrepitosa alarma que ensordeció a todo allí. La cosa viscosa me había dejado a centímetros del cuadro, pero luego de esa alarma, retrocedió y volvió a introducirse en el cuadro en aquel círculo donde tendría que estar la cara del niño. Lo mismo les ocurrió a los otros chicos que lo sujetaban aquellas cosas.
Yo estaba agotado por la resistencia que había dado a la viscosidad. Tenía el cuello impregnado en aquella cosa y no podía quitarme ese hedor de muerto que emanaba. Una voz en off de un hombre repico en la habitación: 
—Pasen a la habitación contigua o van a morir.
De repente veo como todos los chicos se lanzan despavoridos a los pasillos de la pared del fondo. Unos a izquierda y otros a derecha.
No quería quedarme a morir allí, aunque quería tener un momento de reflexión sobre aquel mensaje de la voz, pero me fue imposible así que seguí a los chicos al hueco más cercano a mí, a la derecha. Me sumergí en aquel pasillo oscuro e infinito. Todos gritaban y nadie decía porque seguíamos allí. El terror nos tenía constantemente en movimiento y alerta, no había tiempo suficiente para averiguar por ahora donde estábamos.
De pronto me pareció ver en el umbral una luz fluorescente que daba imagen a una aparentemente reja de altura muy baja. Al llegar a aquel lugar, la luz fluorescente provenía de un televisor empotrado sobre una caja. El televisor estaba sin sonido y la pantalla no mostraba absolutamente nada más que aquella luz que emanaba.
Apenas podía ver las caras de todos los que estábamos en aquella habitación contigua. Las mujeres gritaban histéricas y lloraban, los hombres también hacían lo mismo. Nadie estaba intentando volver a la cordura. Volví la vista con la débil luz que emanaba el televisor hacia la pequeña reja. Del otro lado de esta había tierra seca. Más allá no se podía observar nada más que la oscuridad dolorosa y amenazante.
Tal vez esa reja estaba para evitar cruzar a aquel lado que aparentaba ser muy peligroso, ese fue mi primer pensamiento lógico en mucho tiempo. ¿Pero porque una reja tan pequeña? De pronto escuché un débil maullido de un gato que venía de aquella oscuridad.
Pronto se le sumaron más maullidos de gatos y vi como uno de ellos se acercaba a la única luz que se encontraba en la habitación. Parecía descuidado, con el pelaje desarmado y desprolijo. Aparentaba ser un gato gris. Otros dos gatos se sumaron a este, y poseían el mismo aspecto desaliñado.
Nada tenia coherencia aquí. Y eso asustaba más. Intenté retroceder de a poco temiendo que pasará algo como la viscosidad de los cuadros. Pero no tuve tiempo, el gato gris que estaba cerca de aquella reja pego un salto mortal y se aferró con sus uñas largas a la carne de mi pierna.
Lo siguieron sus colegas avanzando hacia los chicos de la habitación. Los gatos proferían maullidos de locura y empezaban a escucharse el rasguño poderoso de sus uñas en la carne. El gato que me atacaba me profirió mordidas en mi entrepierna que no podía parar esa mezcla de gritos, sollozos y miedo de morir. Sus uñas empezaron a rasgar mi ropa y mi piel. Allí vi como chorros y chorros de sangre se elevaban y manchaban su pelaje.
Traté de tomarlo de sus fauces para estrujarle el cuello, pero estaba tan aferrado a mí y había perdido mucha fuerza con la viscosidad que me caí hacia adelante con el gato aferrado. Se oía los gritos de locura de los chicos de la habitación y el olor a sangre de lo cortes.
Era horrible oír aquellos sonidos de desgarro de la piel y ver en la única luz de la televisión como volaba sangre por encima de mí. Intenté estrujar al gato con mis piernas hasta ahogarlo entre el dolor que él me profería. Pero todo ese dolor fatal cesó cuando de nuevo se escuchó aquella alarma estridente.
Los gatos como si hubieran oído una advertencia, se empezaron a retirar de un salto de los desgarrados chicos y chicas. El mío se alejo de un modo normal como si desgarrar carne humana fuera parte de su tarea. Una vez más la voz en off hizo su aparición diciendo:
—Pasen a la habitación contigua o van a morir.
Vi como los chicos desgarrados empezaron a arrastrarse hacía los pasillos. Me sorprendía como después de aquel intento de matanza, todos seguíamos vivos y con ganas de huir ahí cuando el peligro se había ido. Un chico por fin habló y dijo a los gritos:
—Yo no voy a irme. Es un maldito truco. ¡Maldito enfermo!
El resto no tenía fuerzas para una tomar una decisión contundente pero decidió irse. El chico se quedó junto a otros que también decidieron lo mismo. ¿Como podía saber si era un truco?
Me puse a pensar lógicamente por segunda vez, y para evitar el horrible dolor de los desgarros, que había que soportar la tortura que nos daban por que si no, podíamos morir. ¿Era así?
Mi instinto hizo levantarme como pude y dirigirme al pasillo que ahora era el izquierdo desde el lado donde había salido. Muchos se sostenían el brazo o la cara con los cortes profundos de los gatos, pero igual se movían para salir de la habitación a trote. Tuve suerte de que no me atacaran la cara o llorar sería un peor sufrimiento… ¿Qué hacia pensando eso? 
Mientras nos alejábamos me preguntaba que pasaría realmente con los chicos que se quedaron. ¿Se podía volver a atrás? Tenía que fortalecer mi lógica y pensar realmente como escapar de esta tortura que nos estaban dando porque sino me volvería loco….

Burton


Dedicado a aquel hombre de 2 metros que sube todos los martes a mi línea de colectivo… gracias por la inspiración sorpresa. Y a mi novia por inspirarme a crear el título.

Este otoño es muy extraño, un otoño que se dejó dominar por el sorpresivo invierno, como aquellos hombres que se dejan llevar por el deseo. Es tentado, es seducido, las hojas caen con mucha más rapidez ante tus ojos y la temperatura hace temblar cada hueso de tu cuerpo. Mujeres y el otoño, ¿no les es similar aquella sensación de deseo?
Conozco de deseos, ahora solo tengo deseo de saber quién es aquel hombre que se baja del colectivo, todos los martes a las 22.10 de la noche.
No es hombre cualquiera, creo que el simple hecho que mida 2 metros y unos centímetros más lo hace un personaje curioso. No como un fenómeno de circo, sino llamativo en como se manejará en un mundo diseñado a altura promedio.
Soy de sentarme al fondo del colectivo, desde allí se en que parada se sube y en que parada baja. Parece que desarrollé una obsesión, pero tengo una sensación que debo saber más de él. 
Todos los martes es la misma rutina. Cerca de las 22 se sube y 22.10 baja. Siempre cargando una mochila en el hombro derecho y vestido de negro, con su sobretodo, pantalón de vestir...recto? a rayas? me da la impresión que fuera un mozo, pero que use zapatillas me saca dudas. A menos que justifique que a un mozo le duelan los pies después de estar en movimiento constantemente y se calce algo más cómodo.
Una vez mi novia que viajó conmigo lo vio, y le hizo parecer a un personaje de Tim Burton. Se habrá referido al de Big Fish?, ¿será por su contextura delgada y su postura siempre encorvada? porque obvio casi roza el techo del colectivo. ¿O será que estando vestido de negro sumado a lo demás le de un aspecto casi oscuro?. 
Pues su cara denota siempre cansancio, tiene unas notadas dos entradas en su pelo castaño y unas débiles arrugas en una sutil y corta barba candado. No debe tener más de 30, y parece que nadie nota su presencia al subir y al bajar. Solo yo, con mi ya obsesión de saber más de él.
Espero el martes con ansias, a pesar de salir cansado de la facultad. Me siento atrás y espero a que aparezca. El frío comienza a tiritar mis huesos. Las dudas deben ser resueltas, no puede quedar nada sin respuesta en mi cabeza. Debo saber más...creo que es el único entretenimiento que encontré en el colectivo semanalmente.
Llegamos a su parada, sube uno, dos, tres. Pero Burton (así decidí bautizarlo) no sube.
¿Como es posible?, tal vez en la siguiente.
En la siguiente, nada. ¿Que pasó?, ¿no habrá ido a trabajar hoy sea cuál sea su trabajo?. Mierda, un día que deseo esperarlo no aparece. Como si él supiera... no, es una estupidez ni pensarlo. El otro martes será. Trato de pensar si es una obsesión porque siento algo malo en él o es solo curiosidad.
La única obsesión que tuve la semana siguiente, se trasladó a un maldito grano entre mis cejas. Imposible de ocultar, difícil de eludir cuando uno te observa a la altura de los ojos. 
Volviendo de una clase demasiado agotada de la facultad, no me percate de que era martes. Y ahí subió Burton. Con su misma mochila, vestimenta y actitud de cansancio. Nada parecía haberle afectado en su ausencia del martes anterior.
Y es cuando mientras se dirigía a la salida con su postura encorvada cuál árbol doblado por la fuerza del viento, que al tenerlo a centímetros observé en la comisura izquierda de su boca una llamativa mancha...roja?... sangre?... eh?.. Burton giro la vista hacia mí. El único sentado atrás era yo así que asumí la mirada.
Primero pensé que observaba mi llamativo tercer ojo rojo y abultado grano. Luego me di cuenta que miraba más a mis ojos, una mirada que me recuerda a un lobo que se siente invadido en su espacio.
A pesar de que tenía ojos café, su mirada fue tan penetrante que desvié los ojos fingiendo que mi celular había vibrado en mi sobretodo.
Preso del pánico por aquella extraña situación, observé en una mirada panorámica como Burton volvió la mirada al abrirse la puerta de salida, bajó lentamente y se quedo quieto ya en el suelo ¿mirándome tal vez? , hasta que el colectivo arrancó nuevamente.
¡Mierda! ¿Que fue eso? Es un mozo, seguro se quedó cenando algo rápido en la cocina como, fideos con salsa de tomate si. ¡Vamos! ¿Que idiota no se da cuenta que tiene una mancha de salsa tan fuera de la boca? alguien tendría que haberle dicho: Ey Burton con que...¿seguís siendo un bebé no? señalando aquella mancha.
Nadie le prestó atención en el colectivo, todos estaban tan absortos en su mundo que un hombre de 2 metros no les parecía algo llamativo. Tal vez mi obsesión mezclado con el sueño y el cansancio, me llevó muy lejos a imaginar una mancha como sangre en su comisura. 
En mi cama volví a remitir al episodio, y me di cuenta que cuando dije la palabra sangre, Burton me miró al instante como si leyera mi mente. ¡Basta! que estupidez.
No pude dejar de soñar esa noche con la repugnante y seca mancha roja pegada como maquillaje en su lado izquierdo de la cara. Tengo miedo de que sea martes de nuevo.
Al día siguiente el otoño se entregó a la tentación del temprano invierno. Vuelvo de otro viaje, esta vez intentando conseguir publicar mis cuentos de terror en un editorial. No fue más que un viaje frustrante, ya que nadie encontraba un sentido a mis historias y me dijeron que lo mejor era que intentará con otro género o volviera a lo mío. ¡No puedo seguir escribiendo poesías toda mi maldita vida estúpidos! Me siento tan esclavo de los versos que ya carecen de sentimientos.
Me senté al fondo esperando no pensar en el asunto, y recibo un mensaje repentino de mi novia en el celular diciendo: "¡el frio es la maldad en persona!, me hace extrañar mucho tus abrazos. 
Una sonrisa y una risa es lo que me hacia falta ese día y ella había dado en el clavo. Mientras le contestaba, sentí a mi lado su perfume dulce al instante. Tal vez estaba equivocado, hasta que escuché su voz:
-Hola.
Sin apartar la vista del celular, ni de la respuesta que estaba redactando contesté:
-¿Qué haces acá? 
Y ella respondió con culpa:
-Vengo de otro lado, no esperaba encontrarte acá. Perdón por haberte molestado con todo lo que pasó.
Las hojas caen rápidamente ante mis ojos... la temperatura están haciendo doler mis costillas. ¡Basta!. 
Le contestó mirando al frente, pero con una vista panorámica de ella.
-No importa. Yo no quería herirte, pero quiero que te quede claro que no quiero más esto. Prefiero perder otras cosas en mi vida.
Ella se acomodó el pelo hacia atrás y bajando la cabeza me contestó débilmente:
- Lo entiendo. Prometo no molestarte más...
En ese momento no pude escuchar más de lo que ella me hablaba, porque Burton había subido al colectivo con su misma mochila y vestimenta. ¡Pero si es miércoles! , un sudor frío se apoderó de mí. Verlo subir y sentarse a mitad del colectivo, encorvando su espalda hasta ver sus vertebras en su asiento como una cucaracha bípeda me hizo sentir un principio de miedo en mí.
Pudo no haber notado mi presencia ya que había más gente esta noche. ¿Pero que podía hacer si me veía?, no podía bajarme antes en mitad de la noche y en pleno invierno. No tengo que dejar que la imaginación me dominé, es solo producto de todo lo que intenté escribir sobre terror. 
Noté que ella seguía hablándome y yo escuchaba como si estuviera en una burbuja, hasta que en un momento se quedó callada y no sabía porque. Entonces le dije:
-Estoy muy cansado hoy perdóname. Que quede todo bien, ¿si?
Miré por primera vez hacia ella, y noté que su mirada estaba clavada en el pasillo del colectivo. Tenía una expresión vacía, como aquel que se queda pensativo y se desconecta de la realidad. Pero ella no estaba pensando, parecía catatónica.
De repente, Burton se levantó de su asiento. Y encorvado dando pasos lentos hacia nosotros, se empezó a dirigir a la salida. El miedo terminó de apoderarse de mí cuando vi su expresión de un lobo en un estado de ataque. Tal vez no estaba dirigida a mí, sino que tuvo un mal día. No dejes que la imaginación te gané. 
Solo atiné a bajar la mirada temblando como una hoja de papel agitada con furia por una mano. Ella entonces con una voz sin emoción alguna, como si alguien estuviera hablando por ella dijo:
-Tengo que irme, nos vemos.
Me sorprendí que se bajara antes. Normalmente baja unas paradas después. Entonces le dije mirándola:
-¿Estas bien?
Ella limitó a contestarme con la misma voz y su expresión vacía:
-Si, nos vemos
Entonces la vi levantarse y como estábamos al fondo sentados, bajó al instante seguido de Burton, que no se si me miró, porque solo estaba mirándola a ella. Ambos bajaron y cuando la puerta se cerró, observé unos segundos a Burton con una mano sobre el hombro de ella y que me dirigió una sonrisa que no generó nada de una sonrisa amigable. Fue una sonrisa no muy común de ver, una sonrisa de oreja de a oreja que muchos consideran… una sonrisa macabra.
Mi imaginación esta apoderándose de mi cabeza como los gusanos a una manzana. Generando huecos donde no se si lo que veo es real. Le mandé un mensaje a ella ni bien llegué a mi casa, para saber si estaba bien (evitando contar que imaginé a Burton tocando su hombro). Solo me contestó:
-Estoy bien. Nos vemos.
¿Me contentó eso? Un poco, aunque me quedaban dudas pero entendía su enojo. Aunque ya sentía que me volvía loco este asunto. ¿Que iba a pasar el siguiente martes? , tenía ya mucho miedo. ¿Y de que me servía decirle a la policía que sospechaba de la actitud de Burton sin tener pruebas? , tal vez de verdad es solo mi imaginación. Tengo que enfrentarlo, seguirlo hasta su casa y saber la verdad. No puedo quedar con dudas. Tengo que saber, y no debo tener miedo. Es solo mi imaginación.
El martes se me hizo eterno, en la dulce espera planifiqué cada detalle. Me bajaría una parada antes, era solo una cuadra de distancia. Llegaría corriendo escondido entre la oscuridad a que Burton bajará en su parada y de ahí seguirlo. ¿Y como terminaría eso? No se, pero quería hacerlo. Es un deseo, pero más que un deseo, una obsesión. Debo saber la realidad de esta cuestión que me carcome la cabeza.
El martes pronto llegó, me senté al fondo del colectivo olvidando lo que pasó en el día y esperé. 22.10 como todos los martes por la noche subió Burton. Con la misma mochila y vestimenta, se sentó en la mitad del colectivo. Estaba listo para la verdad, pero lo pensé mejor. 
Una parte de mí no respondía a mis pensamientos. Yo quería bajarme, ¿pero porque no quise? Empiezo a temblar mi cuerpo, pero no por el frío. Me siento raro, mi corazón palpita como un ratón. Burton se levantó, y yo me levanto también. Tengo miedo, pero otra parte de mi acepta la invitación que tanto esperaba. 
Se escucha la puerta de salida abriéndose, tiemblo y quiero llorar. Bajó los 3 escalones y piso el suelo. Hace frió y esta muy oscuro. Veo mi último aliento en el aire frío como una pequeña nube, y de allí veo bajar a Burton con una nueva mancha roja en su comisura izquierda y esa sonrisa macabra que hizo que empezará a llorar.
Se cierra la puerta de salida del colectivo y comienza a arrancar. Yo estoy llorando, y siento en mi hombro una sensación más fría que el invierno. No quiero mirar a Burton. Solo me limito a cerrar los ojos y siento la oscuridad, Burton conoce de mis deseos. Yo entonces acepto la invitación a terminar con esta obsesión.
Quién tiene una obsesión, solo lo va a llevar a la oscuridad...

lunes

Una de Francia

Jean Lacoste, estaba sentado al aire libre con la vista del hermoso viñedo de St Marianne. Vestía su lujoso armani azul. Aquel intenso color se podía notar incluso en su cara limpia y rasurada.
El camarero acertó en su paladar cuando le ofrecio el vino más fino de la cosecha. Lacoste agitando la copa entre sus dedos, observó al hombre que esperaba.
Llevaba un sombrero negro con alas, al estilo vaquero. Un barba que variaba del blanco al gris, que calzaba perfecto en su cara diamante. Anteojos color sepia, jeans y camisa negra que lo hacia confundir con una sombra.
Se sentó sin saludar y Lacoste habló:
- El pájaro supongo no?

El hombre sin quitarse su sombrero, contesto con una voz áspera comida por la cantidad de puros que fumaba al día.
- Así es . Y déjeme decirle mousieur Lacoste, no soy de mostrarme mucho en el día. No quiero que quede rastro fotográfico de mi en su memoria.

Lacoste tomando un trago de su copa contestó:
-No quedará nada. Mientras cumpla su parte.

El pájaro... ¿que decir de él?. Es alguien que simplemente cumple y promete todo. Es fiel a sus palabras. No deja rastro y no cobra sus servicios.
Pero todo eso tiene una condición. Lo ves una unica vez y nunca más.
El pájaro contestó al mismo tiempo que encendió un puro:
-Quisiera saber un poco más de este señor La Rochelle.

Lacoste le contestó:
-La Rochelle. Es un escritor muy famoso aqui en Francia tanto como yo, eso debe ser información básica para usted.
Escribió grandes novelas. Mucho prestigio y premios por doquier. Fue mi mentor a quien le debo mucho, porque creyó en mi talento con las palabras...

El pajaro lanzando un aro de humo al aire interrumpio:
-Mucho halago de su parte hacia el para querer hacerle un mal como me pide. Aunque le debo decir irónicamente que llegó un poco tarde. La Rochelle murió hace un par de meses.
Por eso no le comprendo que necesita que haga.

Lacoste tomó lo que le restaba de su copa de vino y contesto observando el viñedo:
-"La cosecha", es una de sus ultimas novelas. Refleja la parte cruda de los que trabajan en un viñedo y viven de esto (agito la botella de vino). La Rochelle a pesar de la desventaja de haber muerto, dejó este último libro en su voluntad para ser publicado en un par de días. Lo se,porque me lo mostró ni bien lo había terminado.
Y debo decirle que fue una frustración para mi ver ese libro. "La cosecha" fue un borrador mio de hace unos años. No podía creer que ese viejo me haya robado mi idea, con todo lo que lo admiraba. Sólo quería arrancarle ese libro de las manos, pero lo metió en su caja fuerte.( Lacoste temblaba su mano derecha , y tomo la botella de vino para servirse en su copa mientras seguía hablando).
Al día siguiente el viejo muere de un paró cardíaco y no podía entrar así como así a su casa por el libro.
Por eso necesito que valla a su casa, tome el libro y lo queme. Muy simple. Sin heridos . Nadie se enterará.

El pájaro se quedo mirando a Lacoste e hizo una pausa dando otra bocanada al puro. Luego contestó:
-Lo siento señor Lacoste. No podré hacer lo que me pide. No puedo quemar un libro. Las palabras son sagradas para mi. Soy fiel y amante a ellas. Por más que le haya robado su idea, las palabras no tienen dueño. Esto es algo que no puedo hacer.

Jean Lacoste se quedo mirando fijo como cazador a una presa hacia el pájaro. Y con la mirada fija contestó:
-Me importa poco su fidelidad a las palabras. Hoy cualquiera se cree escritor. Robando ideas cualquiera tiene éxito. Me encargaré yo mismo no me importa arriesgarme. ¡"La cosecha" es mía!

El pájaro se levantó de su silla y aplastó el puro en el cenicero cercano. Miró a lacoste y le dijo:
- Me temo que no va a poder hacerlo. Au revoir señor lacoste. Disfrute el vino.

El pajaro se fue alejando a través del viñedo dejando a un colérico Jean Lacoste en su silla lamentando haber perdido el tiempo con el pájaro.
Tomó su copa y dio un largo sorbo a ese excelente vino que le ofreció el camarero.
De pronto sintió calor en la garganta. Empezó a agitarse y a nublarsele la vista. El pájaro...
Se levantó desajustandose la corbata con movimientos torpes hasta que se desplomo en el suelo y largo su último suspiro hasta que murió.

Familiares de La Rochelle publicaron su última obra maestra "La cosecha" tal cuál se encontraba escrita con una dedicatoria particular :
"Para mi aprendiz Jean. Este es tu borrador hecho realidad. Gracias por enseñar a este maestro a valorar las palabras. Aqui están las tuyas editadas por alguien que te amara siempre".


viernes

Apunte de lingüística.

Existe un yo que quiere irse de esta clase
Irse es desaparecer de aqui.
Desaparecer es no existir.
No existir es la nada.
De la nada , nada surge.
De ahí surge una cosa.
La cosa tiene una forma determinada.
Esa forma tiene un significado.
Ese significado tiene un sonido.
Ese sonido da una palabra.
La palabra es yo.
Existe un yo que quiere irse de esta clase...